14 de maig 2010

[Llista_Grup07] Ricos contra pobres



 Globalización de la economía mundial impuesta en las últimas
décadas por los países desarrollados y que demanda en primer lugar la
privatización indiscriminada en todos los sectores, ha hecho crecer el
número de pobres y, a la par, el núcleo de millonarios en el mundo.

Durante 2009, el año más grave de la crisis financiera, el número de

multimillonarios pasó de 793 a 1.011, al tiempo que su fortuna
conjunta aumentó un 50 %, desde 2,4 hasta 3,6 billones de dólares.

Para justificar el crecimiento en más de 200 multimillonarios en el

último año, la revista que publicita y vanagloria a los más ricos del
orbe argumenta que se debió a la "recuperación económica" que al
parecer sólo ha beneficiado a los grandes magnates. Encabezando la
lista de los más ricos aparece el mexicano Carlos Slim, dueño de
numerosos negocios y de las telecomunicaciones en la nación azteca,
con una fortuna que alcanza 53.500 millones de dólares.

El estadounidense Bill Gates, dueño y fundador del imperio Microsoft

pasó al segundo puesto con la nada menos despreciable cifra de 53.000
millones de dólares. El tercer escalafón lo ocupó en esta ocasión el
también estadounidense y conocido especulador financiero Warren
Buffett con 47.000 millones de dólares.

Gates y Buffett, que ocupaban en 2008 el un-dos bajaron de lugar, pero

no así sus fortunas que en 2009 crecieron 13.000 millones y 10.000
millones, respectivamente. Como indica un adagio, "a río revuelto
ganancia de pescadores", y eso mismo ha ocurrido pues la medida
anticrisis acordada por los países desarrollados fue en primer lugar
invertir dinero en salvar a los bancos y compañías en riesgo de
quiebra.

La producción industrial cayó, el desempleo aumentó y los recursos se

dirigieron al mercado de valores y de materias primas con la
consecuente especulación en los mercados de capital.

Mientras los ya tradicionales millonarios aumentaban en 2009 sus

riquezas y otro reducido grupo ascendía a esa escala social, la crisis
impulsó el desempleo, provocó bancarrota masiva de granjeros, de
pequeñas y medianas empresas industriales, deterioró los salarios
mínimos y disminuyó considerablemente los gastos públicos en servicios
sociales con el consecuente detrimento para la mayoría de la
población.

Las políticas de privatizaciones, y desregulación financiera

esgrimidas por el Consenso de Washington e implementadas por el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han llevado a estas
situaciones.

Un reciente informe de las Naciones Unidas aseguró que la inseguridad

económica que afecta al mundo podría sumir en la pobreza a otros cien
millones de personas.

Con ocasión de celebrarse en octubre último el Día Internacional para

la Erradicación de la Pobreza, la Organización de Naciones Unidas
(ONU) significó que actualmente 1.400 millones de personas viven en la
extrema pobreza y con el encarecimiento imparable de la energía y los
alimentos probablemente empeorarán las condiciones de vida de otros
muchos millones.

Un anterior documento del Banco Mundial fijaba la cifra en 53 millones

de personas, quienes quedarían atrapadas con ingresos por debajo de
1,25 dólares diarios y se sumarían a los 135 millones que en 2008
fueron empujadas a la pobreza por el desempleo, los aumentos de
precios en alimentos y combustibles, entre otras calamidades.

El todopoderoso presidente del BM, el estadounidense Robert Zoellick,

argumentaba que "la crisis económica amenaza con transformarse en una
crisis humana en muchos países en desarrollo. Mientras que buena parte
del mundo presta atención a los socorros bancarios y los estímulos
económicos, no debemos olvidar que los pobres en los países en
desarrollo están mucho más expuestos si colapsan sus economías".

En esta ocasión Zoellick tenía razón… pero no ha hecho nada al respecto.


La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la

Alimentación (FAO) denunció que la actual situación ha dificultado el
acceso de las capas más vulnerables de la población latinoamericana a
la alimentación y ha dejado 54 millones de personas con problemas de
desnutrición en la región.

Según el representante Regional de la FAO para América Latina , José

Graziano da Silva, el escenario de la seguridad alimentaria de esta
zona se caracteriza por una alta volatilidad de los precios de
productos básicos, especialmente los alimenticios, lo que dificulta su
adquisición por los más pobres, en especial los niños, las mujeres y
los indígenas.

La FAO prevé que la salida de la crisis será lenta y vaticina que

dejará secuelas perdurables, sobre todo en los países donde caigan la
producción, el comercio, la recaudación fiscal, sean dependientes de
importaciones de alimentos y energía y tengan poca demanda de sus
exportaciones.

El organismo regional de la ONU plantea que la desnutrición aguda y

crónica generará efectos irreversibles en millones de niños y niñas.

Desde ahora hasta 2015, cuando la ONU hipotéticamente pensaba cumplir

las llamadas metas del Milenio (disminución de la pobreza, mortalidad
infantil, alfabetización, etc.), se estima que morirán 1.200.000
menores de cinco años por causas relacionadas con la crisis.

El hambre, la pobreza y la desnutrición se expanden por el orbe

mientras unos cuantos millonarios acaparan enormes riquezas. No cabe
duda, cada vez se hace más necesario un nuevo orden económico mundial.








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