Las elecciones celebradas en el día de ayer en Alemania han dejado como principal resultado la victoria clara de Angela Merkel y la CDU, partido de centro derecha que ha gobernado en coalición durante los últimos años con socialdemócratas en la primera legislatura y con liberales en la segunda. Merkel y la CDU-CSU han sido los artífices de unas políticas de austeridad diseñadas para toda Europa, causantes de un ímprobo sufrimiento para millones de ciudadanos europeos y también para millones de alemanes.
Bajo unas cifras de paro que, comparativamente, son mucho menores que en otros países de Europa, y sobre todo España, encontramos un escenario en el que la calidad de vida de los asalariados alemanes ha disminuido y, la introducción de los llamados Minijobs, ha supuesto un golpe a la línea de flotación de lo que era uno de los sistemas laborales más eficaces de Europa. Hoy por hoy, muchos alemanes subsisten con dos trabajos que apenas les dan para vivir.
Pues bien, en este escenario, el CDU ha ganado las elecciones de una forma clara y contundente, quedándose a tan sólo cinco escaños de la mayoría absoluta. Los alemanes han preferido mantener este sistema a confiar en otras alternativas.
Sin embargo, la noticia positiva para la izquierda alternativa y transformadora se encuentra en el buen resultado de Die Linke (La izquierda, en alemán), que con un 8,6% de los votos se ha situado como la tercera fuerza política de Alemania, superando a Los Verdes por una décima. Este resultado, magnífico para una fuerza que partía de la nada en el Oeste hace unos años (donde se sigue una feroz campaña anticomunista y 'anti' todo lo que suena a izquierda real) y que tiene su granero de votantes en la antigua RDA, no debe ocultar el hecho de que las expectativas de crecimiento de la izquierda eran mucho mayores, dado el programa de Gobierno aplicado por Angela Merkel y se esperaba un mayor crecimiento por la izquierda.
Dejando un lado este aspecto, debemos felicitarnos por este resultado de la izquierda transformadora y alternativa que supone Die Linke, (miembro como IU y EUiA del Partido de la Izquierda Europea), y que su ejemplo nos sirva para renovar el trabajo sin confiarnos en que una situación de depauperación de la situación económica y política en nuestro país ha de darnos, por sí solo, el reconocimiento y la confianza de la población en nuestro proyecto.
No podemos confiar en expectativas electorales, en encuestas y en pronósticos. Debemos seguir trabajando si queremos seguir creciendo.
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