13 de juny 2010

ARTICULO DE OPINION DE PEDRO GALLARDO:Sudáfrica, mundial y Nelson Mandela

Arco iris, Mandela, libre capitán de su alma
Trasciendo no sin dificultades, de la fácil relación deportiva
Sudáfrica y balompié hasta en la sopa, huyendo del anglicismo. Me
vienen imágenes, recuerdos de otros tiempos: la lucha antiapartheid
segregacionista, los golosos diamantes de los que me apoderé en viaje
mental y adolescente para regalar el "Cullinan ", la estrella de
África a cierta moza, hoy esposa; la rebeldía de Steven Biko y las
versiones musicadas de Peter Gabriel y Joan Baez; zulúes, bantúes,
tribu xosa, Miriam Makeba...y Nelson, Nelson Mandela, negro universal
más auténtico que Morgan Freeman, maravilloso actor en "Invictus".
Este ser humano irrepetible merece nuestro permanente reconocimiento y
consideración, larga vida a sus 92 años y que recupere sus tantos de
cárcel, por ser y pensar como era y es, por su aportación al
pensamiento por la dignidad y ruptura de cadenas, por situar a la
explotación colonialista en su miseria y agonizante injusticia
desarrollada. Y eso en las postrimerías del siglo XX cuestionando lo
de que "somos los privilegiados seres superiores", pero capaces de
tanto oprobio y desafectación.
No, no me puedo abstraer por mucha roja y afición a la memoria
acumulada y a los valores asumidos, presentes e intemporales, al
privilegio de entenderlo así.
El hombre de Umtata nacido en 1.918, perseguido, encarcelado,
masacrado, recobró su libertad física viendo y respirando los aires
del Kalahari, no perdiendo nunca jamás su libertad interior y
pensamiento, siendo dueño y capitán de su alma, como escribió William
Ernest Hansley, al que tantos momentos dedicó en sus tormentos para
ser recitados y seguir con la esperanza de alcanzar su sueño realidad,
una Sudáfrica arco iris de convivencia y paz.
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir (...)
no importa cuán estrecho sea el túnel, cuán cargada de castigos la sentencia
soy el amo de mi destino
soy el capitán de mi alma
El hijo del campesino, joven abogado, privilegiado gandhiano en sus
inicios, ninguneado, encarcelado, que llegó a Presidente de su nación,
que fue reconocido con el Nobel de la Paz ( 1.994), que no obvió
lanzar sus proclamas de paz y concordia en los mismos foros
estadounidenses sabiendo lo mucho por avanzar ante tanto puritano, sin
temblarle ni un ápice la voz, dando ejemplo de su coherencia y
ejemplaridad; si, así nos impactó y queremos tantos a Nelson y a su
compañera Winnie, sin duda una gran mujer, pues no podía ser de otra
manera.
Tenía claro el poder de la educación y su poder de transformación para
combatir la injusticia y conseguir un mundo mejor, acompañada de la
igualdad de oportunidades y no los derechos de cuna, y abogaba porque
las naciones no fuesen juzgadas por como se tratasen a los pudientes
sino a los que más lo necesitasen. Su pensamiento es fresco, vital,
eterno, no teórico, ejemplar por los hechos, de ahí mi homenaje en
vida, a su lucha y a su conseguido sueño.
Hay personas que marcan, pensamientos que atan y que te llevan a decir
convencido desde mi melillismo:
Me siento orgulloso de ser un africano europeo y que algún día, en
serio comencemos a devolver a África, tanto expolio y explotación.
¡Claro, éramos, somos los seres superiores!, que si el contexto y
búsqueda de la falsa justificación, (¿?), acertadamente el tiempo pone
a cada uno en su sitio, haciendo triunfe la racionalidad que no
entiende de colores.
Pedro Gallardo
Ciudadano

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