Hoy ha muerto Angel Rozas, fundador de CCOO, el más granpequeño sindicalista de Catalunya. Ha muerto una gran persona y un gran maestro.
Sin pedirle permiso a José Luis López Bulla, de su blog transcribo lo que él ha dicho y que suscribo sin matiz alguno y, a la vez, con todo el dolor y el sentimiento.
Donó su cuerpo a la ciencia, al Clinic de Barcelona, y no habiendo entierro, la CONC informará del acto de despedida y reconocimiento que parece se celebrará el proximo sábado.
!Que vivan por siempre Angel Rozas y su ejemplo!
Ángel Rozas, uno de los grandes padres fundadores de Comisiones Obreras, ha muerto en Barcelona hoy por la tarde. No hace falta que diga que nuestro hombre era la persona más respetada y querida de la familia comisionera catalana.
No me es fácil hablar de Ángel y menos ahora impresionado por el desenlace. Digo que no me es fácil porque odiaba los elogios, que le ponían de mal humor. Lo conozco desde hace cuarenta y cinco años, prácticamente toda una vida. La de una persona que dedicó todos sus esfuerzos, desde su militancia en el comunismo de los sueños (y no en el de las pesadillas) y la acción sindical, a la defensa de los intereses de los trabajadores. Una activísima militancia que le costó un Consejo de Guerra y largos años de prisión en la cárcel de Burgos, varias condenas del Tribunal de Orden Público y nuevas detenciones; finalmente, el exilio: en París era uno de los representantes de Comisiones Obreras en la célebre Delegación exterior (DECO).
Era un hombre templado, de una refinada sabiduría, afectuoso con la gente, profundamente unitario con todas las corrientes de expresión del sindicalismo de Comisiones Obreras. Lo que no impedía que, en momentos de gran trascendencia, pegara un puñetazo encima de la mesa y poner orden, calma y compostura.
Igual prestigio tenía en el sindicalismo europeo. Yo he sido testigo de la admiración que le tenían dirigentes como Luciano Lama, Bruno Trentin y Georges Séguy. Pero, sin duda, lo que más apreciaba fue el afecto que le tenían los jóvenes de Comisiones Obreras de Catalunya. La escuela de formación de estos nuevos sindicalistas lleva su nombre.
Me es, como he dicho antes, muy difícil hablar de nuestro Ángel. Él y su compañera, Carmen Jiménez Tonietti, me trataron como un hijo. Carmen fue una de las mujeres que, a lo largo del franquismo, visitaba cada mes a los presos llevándoles paquetes de comida y el apoyo moral.
Ángel Rozas, persona modesta, sólo exhibía un fiero orgullo en solemnes ocasiones: "A mí no me persiguió el fascismo; fui yo quien le persiguió a él". Que dejaba atónito a más de uno. Querida familia, os dejo con nuestro hombre: Angel Rozas, Maestro de sindicalistas, aquí podemos seguir aprendiendo cómo se las gastaba nuestro amigo.
Sin pedirle permiso a José Luis López Bulla, de su blog transcribo lo que él ha dicho y que suscribo sin matiz alguno y, a la vez, con todo el dolor y el sentimiento.
Donó su cuerpo a la ciencia, al Clinic de Barcelona, y no habiendo entierro, la CONC informará del acto de despedida y reconocimiento que parece se celebrará el proximo sábado.
!Que vivan por siempre Angel Rozas y su ejemplo!
martes 1 de junio de 2010
NUESTRO ÁNGEL ROZAS
Ángel Rozas, uno de los grandes padres fundadores de Comisiones Obreras, ha muerto en Barcelona hoy por la tarde. No hace falta que diga que nuestro hombre era la persona más respetada y querida de la familia comisionera catalana.
No me es fácil hablar de Ángel y menos ahora impresionado por el desenlace. Digo que no me es fácil porque odiaba los elogios, que le ponían de mal humor. Lo conozco desde hace cuarenta y cinco años, prácticamente toda una vida. La de una persona que dedicó todos sus esfuerzos, desde su militancia en el comunismo de los sueños (y no en el de las pesadillas) y la acción sindical, a la defensa de los intereses de los trabajadores. Una activísima militancia que le costó un Consejo de Guerra y largos años de prisión en la cárcel de Burgos, varias condenas del Tribunal de Orden Público y nuevas detenciones; finalmente, el exilio: en París era uno de los representantes de Comisiones Obreras en la célebre Delegación exterior (DECO).
Era un hombre templado, de una refinada sabiduría, afectuoso con la gente, profundamente unitario con todas las corrientes de expresión del sindicalismo de Comisiones Obreras. Lo que no impedía que, en momentos de gran trascendencia, pegara un puñetazo encima de la mesa y poner orden, calma y compostura.
Igual prestigio tenía en el sindicalismo europeo. Yo he sido testigo de la admiración que le tenían dirigentes como Luciano Lama, Bruno Trentin y Georges Séguy. Pero, sin duda, lo que más apreciaba fue el afecto que le tenían los jóvenes de Comisiones Obreras de Catalunya. La escuela de formación de estos nuevos sindicalistas lleva su nombre.
Me es, como he dicho antes, muy difícil hablar de nuestro Ángel. Él y su compañera, Carmen Jiménez Tonietti, me trataron como un hijo. Carmen fue una de las mujeres que, a lo largo del franquismo, visitaba cada mes a los presos llevándoles paquetes de comida y el apoyo moral.
Ángel Rozas, persona modesta, sólo exhibía un fiero orgullo en solemnes ocasiones: "A mí no me persiguió el fascismo; fui yo quien le persiguió a él". Que dejaba atónito a más de uno. Querida familia, os dejo con nuestro hombre: Angel Rozas, Maestro de sindicalistas, aquí podemos seguir aprendiendo cómo se las gastaba nuestro amigo.
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